martes, 14 de mayo de 2013

OQUEDAD



A finales del invierno

mi primavera te esperaba,
llegaste cual ave herida 
a mi solitaria morada.

Te cobije con besos y caricias,
traías quebradas tus alas.
Entre escarceos fortuitos
sucumbió mi ser ante tu mirada.

Ahora te has fortalecido
de mí ya no necesitas nada,
puedes quedarte si quieres
ahí como si nada, inerte sin mí.




No te preocupes, pues no soy 

lo que tú esperabas
ahora soy solo oquedad.
¡El alma vacía y una mente sin alas!





Gerardo Olmedo Borjas

1 comentario:

  1. Qué estremecedora poesía, el encuentro de un bello ser herido, ir llenando la oquedad de su corazón con besos y caricias de amor hasta sanarla, y con tristeza descubrir que dentro de ella sólo había su alma vacía y las alas de su mente rotas... Felicidades Gerardo, para mi eres un POETA DE SUEÑOS E ILUSIONES... hermoso blog

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